Si bien el volver a contar votos en México, pasadas las recientes elecciones, es acertado, el corazón del problema es otro. Ni México ni ningún otro país puede prosperar si no cambiamos el sistema político.
 
México es pobre -no porque los mexicanos seamos tontos o flojos, sino porque el sistema político que tenemos no es adecuado para los seres humanos.
 
La humanidad entera fue pobre hasta finales del Siglo 18, cuando en la Ilustración se descubrió que el ser humano debe pensar para entender la realidad y producir lo que su vida requiere. Como la mente humana es particular para cada individuo, es el individuo el que necesita ser libre para aplicar su razonamiento en la innovación y producción de lo que su vida requiere.
 
El sistema político adecuado es simplemente un corolario de lo anterior: es el sistema que le permite al individuo actuar como debe actuar, guiado por su propia mente, por su propio criterio y tener el derecho a disponer del fruto de su trabajo. Ese es legítimo significado de “The right to life, liberty and the pursuit of happiness.”  
 
La única forma de interferir con la libertad de acción del individuo consiste en obligarlo -por la fuerza- a actuar contra su voluntad. Por eso, la única función legítima del estado consiste en usar la fuerza pública para combatir a los delincuentes –a esos que recurren a la fuerza para violar el derecho de los demás.

Pero la libertad individual no es compatible con una democracia absoluta, como México, en la que la mayoría puede votar para limitar la libertad del individuo -precisamente lo que sucedió el 2 de junio. Por eso los Estadas Unidos no son una democracia sino una República Limitada, limitada precisamente por los derechos individuales.
 
La catástrofe del 2 de junio es una oportunidad de oro. Millones de mexicanos están -no solo conscientes- sino angustiados por su futuro. Eso mucho facilita el que escuchen y entiendan que la política es una ciencia precisa fundamentada en la naturaleza humana, en la realidad; no un sistema que obedece a gustos o preferencias subjetivas de los políticos e intelectuales.
 
La ética o la moral, que es la tercera rama de la filosofía, estudia cuál es el actuar ético para el ser humano; que defino arriba como el usar su mente racional para entender la realidad y para producir lo que su vida requiere. La política –que es la cuarta rama de la filosofía, depende de la ética.  Eso implica que el único sistema político ético, moral, es el de la libertad individual. Cualquier otro sistema político es inmoral. Así de fácil.
 
Subrayo aquí que esto que narro nunca -nunca- lo mencionan ni los intelectuales ni los comentaristas políticos. Como el entorno cultural de un país está definido y orientado por los intelectuales (entre ellos los comentaristas) no es de sorprender que la población abierta esté tan confundida como los intelectuales –que desafortunadamente no entienden cuál es el sistema político adecuado para el ser humano.
 
El volver a contar los votos es importante. Pero, si el resultado favorece a un gobierno que declara abiertamente que limitará nuestra libertad aún más, el recuento de votos sólo legitimará y fortalecerá al violador de nuestra libertad.

Dejemos de contar votos y defendamos abiertamente y en todos los foros el derecho de cada persona a vivir su vida sin la interferencia de terceros, en especial del gobierno; con la única limitación de que debe respetar ese mismo derecho de los demás.
 
Cualquier otra alternativa traerá un brutal sufrimiento a todos los mexicanos.

Carlos Maurer.- Empresario mexicano y divulgador del Objetivismo.

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y Asuntos Capitales entre otros medios.

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