Del mismo modo que Hamás usa a los niños palestinos como escudos humanos en su guerra de exterminio contra Israel, la izquierda en España usa a los niños en los colegios como carne de cañón en su guerra ideológica para conquistar el poder y, de paso, satisfacer el nuevo antisemitismo europeo que está prendiendo en la izquierda, de Corbyn en Inglaterra a Mélenchon en Francia pasando por Sánchez en España. Por ejemplo, unos maestros de un colegio público en Madrid han obligado a unos niños a pintar el Guernica con los colores de la bandera palestina. Los niños no saben quién es Picasso, ni dónde está Palestina, pero sus padres y maestros sí saben cómo convertirlos en pequeños camisas pardas, aprendices de la Guardia Roja, ahora, además, Verde, Blanca y Negra. Como defienden que lo personal es político, es lógico que politicen a sus hijos. Hay que reconocerles coherencia a su miseria moral: de axiomas criminales llegan a conclusiones abyectas, como sucedió cuando Aurora Rodríguez quiso convertir a su hija Hildegart en la feminista socialista perfecta y, cuando esta se rebeló, la asesinó. La ultraizquierda, que siente alergia de la bandera española, va a alicatar hasta el techo los colegios de España con banderas palestinas, a las que han convertido en las nuevas esvásticas.
Ödön von Horváth, el novelista austrohúngaro exiliado por su oposición al nazismo, describe en su novela Juventud sin Dios cómo el régimen nazi manipulaba e instrumentalizaba a la juventud alemana. La obra se centra en la generación de adolescentes de unos 14 años, educados para seguir los clichés ideológicos de los adultos. Horváth, testigo de la indoctrinación nazi mostró en su novela la deshumanización de los más jóvenes en nombre de ideales supuestamente elevados. Dejad a los niños en paz, padres miserables, maestros tóxicos.
Horváth muestra cómo los chavales, bajo el adoctrinamiento de sus maestros, forman bandas que operan con violencia e impunidad, justificando sus actos por estar al servicio de un presunto bien superior. Un asesinato accidental entre alumnos —un chico judío (hay cosas que no cambian) apedreado por sus compañeros— expone la profundidad del adoctrinamiento: los culpables no sienten culpa, solo temor a ser descubiertos, porque el régimen les ha enseñado que la verdad es secundaria ante la lealtad a los ideales en los que han sido indoctrinados. Esto nos hace ver cómo los niños españoles actuales, que han visto a sus padres acosar, insultar y poner en peligro a ciclistas en la Vuelta a España, están asumiendo que pueden cargar contra los judíos, convertidos en demonios por una propaganda infame.
En el bando opuesto, el del comunismo, también se utilizaba a los niños como arietes ideológico. Frank Dikötter ofreció una visión detallada de cómo Mao Zedong manipuló a adolescentes y jóvenes, transformándolos en herramientas de violencia y purga política a través de una sistemática deshumanización de los niños. Dikötter describe a los Guardias Rojos, formados principalmente por estudiantes de secundaria y universidad de 12 a 20 años, como un «ejército juvenil» orquestado por Mao. Los niños eran las víctimas perfectas de los manipuladores maoístas: maleables, llenos de energía y no solo carentes de conocimiento histórico, sino distorsionada su visión de la historia por la «memoria proletaria». La Guardia Roja, organizada en escuelas y universidades, recibió brazaletes rojos, el Pequeño Libro Rojo de citas de Mao y libertad para actuar con impunidad bajo el lema «¡Rebelarse es justo!». Mientras intercambiaban experiencias revolucionarias, atacaban a cualquiera etiquetado como «capitalista» o «contrarrevolucionario». Y porque en China no había judíos, que si no… Para asegurarse el favor de los niños, Mao eliminó las clases y los exámenes como los pedagogos posmodernos tratan hoy de acabar con los deberes y los suspensos.
La estrategia de nazis y comunistas era similar: clasificar a los enemigos como subhumanos y adjudicarles las peores atrocidades. Actualmente, llevamos años contemplando como la izquierda califica de «ultra», «fascista» y «nazi» a cualquiera que se atreva a disentir del «lado correcto de la historia». Y del mismo modo que para los jóvenes nazis y comunistas matar a un judío o asesinar a un ‘burgués’ significaba salvar a Alemania o la revolución en su mente devastada, hoy vemos cómo brindan con champagne ante el asesinato de Charlie Kirk y convierten los colegios de Madrid en una sucursales del nazismo rojo, unidos por fin la extrema izquierda y la extrema derecha en una causa común: la demonización de los judíos y el odio a Israel.
Manipular a los niños para sus fines políticos, convirtiéndolos ahora en guardias rojinegro-verdiblancos, forma parte de la izquierda doctrinaria. Frente a ella, solo cabe jugar la carta del debate crítico: dado que la izquierda va a llenar los colegios de banderas palestinas, hay que llenarlas también de banderas israelís. Y son los profesores que no pertenezcan a las mareas habituales de maestros y profesores adoctrinadores, los que tienen que equilibrar la campaña de lavado de cerebro enfrentándolo con datos, argumentos y hechos para defender a israelíes y palestinos contra los que están realmente realizando un genocidio en Gaza: Hamás como instrumento de Irán y Catar. Sobre todo, advertir a los alumnos de las raíces antisemitas de los europeos que les llevó a perseguir hasta casi el exterminio a los judíos y que hoy se ha transformado en voluntad de destruir el Estado de Israel, la última oportunidad de los judíos para sobrevivir al odio, la destrucción y el genocidio que les están preparando los ayatolás de turno y los herederos de Torquemada y Lutero de Madrid a Berlín, pasando por Londres y París, envenenando la mente de los más pequeños por parte de los que odian más a los niños judíos de lo que aman a los suyos propios.
Publicado originalmente en Libertad Digital: https://www.libertaddigital.com/opinion/2025-09-20/santiago-navajas-dejad-a-los-ninos-en-paz-padres-infames-maestros-toxicos-7297980/
Dr. Santiago Navajas.- Profesor de Filosofía. Articulista en los diarios Vozpópuli y Libertad Digital, entre otros. Es autor de Manual de Filosofía en la pequeña pantalla (2011), De Nietzsche a Mourinho. Guía filosófica para tiempos de crisis (2012), El hombre tecnológico y el síndrome Blade Runner (2016), y el más reciente: El Pensamiento en Lucha(2024) entre otros libros.
Twitter: @santiagonavajas