El crecimiento del gasto público revela el verdadero tamaño del gobierno. Asimismo, muestra de manera más precisa los recursos que el gobierno extrae del sector privado. Los impuestos sólo cuentan una parte de la historia, ya que sólo miden los recursos que el gobierno extrae de los contribuyentes en el presente. Pero como el gasto público puede financiarse con deuda –es decir, comprometiendo los recursos de generaciones futuras–, suele ser un indicador más fiable de los recursos que el gobierno obtiene de los ciudadanos. El gasto público es el verdadero «impuesto».

Una de las promesas del gobierno de López Obrador, al comienzo de su mandato, fue la de no aumentar impuestos ni aumentar deuda. También prometía gasolina más barata, obras públicas que requerían recursos cuantiosos (y cuyo costo fue subestimado). ¿Cómo podía cuadrarse el círculo? ¿Cómo prometer proyectos que requerían un mayor control de recursos sin aumentar impuestos? Parte de lo que ha hecho el gobierno federal es reducir el flujo de recursos hacia ciertos sectores del gobierno; eliminar programas sociales y agotar los ahorros del sexenio que le antecedió.

El gobierno, por sí solo, no puede aumentar impuestos, del mismo modo en que una empresa no puede aumentar sus ingresos por mera voluntad. Lo que puede hacer el gobierno es aumentar la base tributaria y aumentar los tipos impositivos[1] (de modo análogo a una empresa que aumenta el precio de su producto). Así lo ha hecho el gobierno de este sexenio. No siempre aumentar los tipos impositivos garantiza un mayor nivel de recaudación. Pero, de acuerdo al SAT, la recaudación del gobierno, medida por el crecimiento real del ingreso tributario neto, alcanzó el 13.9% en lo que va del sexenio.

Dicha cifra sería suficiente para mostrar que una de las promesas del gobierno no se ha cumplido realmente. Lejos de ser austero, el gobierno de López Obrador ha sido derrochador. Como mencioné al inicio del artículo, el nivel de gasto refleja el verdadero «impuesto» del gobierno. Tal se puede observar en la tabla adjunta: el nivel de gasto programable ha crecido a una tasa media anual real de 2.47%, en contraste con el 1.83% observado en el sexenio anterior. Destaca, además, que el crecimiento anual real promedio del rubro de subsidios y transferencias es superior en más de 2 puntos porcentuales al del sexenio pasado. Es decir, una parte significativa del incremento en el gasto se ha reflejado en transferencias y no en inversión productiva.

Fuente: elaboración propia con datos del Banco de México.
Fuente: elaboración propia con datos del Banco de México. (Datos en millones de pesos).

Con lo atestiguado en el gobierno de Obrador, valdría la pena que la sociedad civil hiciera las siguientes preguntas:

¿De qué sirve la austeridad que deteriora los contrapesos institucionales? ¿De qué sirve la supuesta austeridad cuando se implementan precios de garantía a productos del campo, que terminan siendo semilleros de corrupción? ¿Cuál fue el propósito de separar las licitaciones de compra de las licitaciones de distribución de medicamentos y luego terminar con adjudicaciones directas y planes centralistas de servicios de salud? ¿En qué le ahorró eso recursos al mexicano promedio que sufre problemas de salud? ¿De qué sirve emplear a miembros de comunidades indígenas en construir carreteras a mano si sus manos y los recursos empleados serían más valiosos y útiles en otros usos? ¿De qué sirve otorgar becas y apoyos económicos a jóvenes que buscan empleo cuando agentes gubernamentales decomisan la mercancía de personas que trabajan en el mercado informal? ¿De qué sirve hablar contra la corrupción cuando hay una mayor centralización de poder gubernamental?¿De qué sirve mostrar tanto interés en una nueva refinería si el gobierno cierra los canales mediante los cuales agentes privados podrían suministrar petróleo y obtener refinados de forma más eficiente? ¿Qué utilidad tiene cancelar un aeropuerto ambicioso cuyo financiamiento provenía de la tarifa de uso aeroportuario y capital privado para sustituirlo por uno que aumentaría los costos de transporte y sería poco atractivo para las aerolíneas extranjeras? ¿Cuánta pluralidad puede el ciudadano esperar de aquel que muestra desdén a los medios que lo que critican y de quien busca apoyo popular para castigar a los periodistas que hablen en su contra?

El gobierno de López Obrador dista de ser austero. Continuamente hace agujeros en los bolsillos de los mexicanos.


[1] No es lo mismo aumentar tipos impositivos que aumentar impuestos, pese a que en el habla coloquial se usan ambas frases de manera indistinta.

Por Sergio Adrián Martínez

Economista por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Administrador de Tu Economista Personal, sitio de reflexiones de economía y mercados libres.

Un comentario en «Austeridad engañosa»
  1. Buenas preguntas Sergio Adrián sin embargo tu artículo me parece algo tendencioso. Efectivamente los gastos del gobierno en si lo cubre el ciudadano que cosa más ridícula, en este país. Se paga por nacer, se paga por vivir y finalmente se paga por morir. Porque al final de cuentas este flamante equipo de políticos enwuistados y metidos a ingenieros y economistas considero que son un lastre para el desarrollo de un país. Pero y en la época neoliberal, Sergio, cuántas veces pusiste en tela de juicio los gastos de un gobierno de Mireya,? Al menos hoy levantas la mano y que bueno que preguntas. Pero en los gobiernos pasados que. Quizá te mantenían callado en base a ciertas prerrogativas. Los gastos onerosos que se realizaron yvutaz dunas se aprobaron como información privilegiada y amparada durante 25 años. Esto implica que dentro de 25 años nos daremos cuenta de la magnitud de la deuda contraída por el peñejo de chuuovisa EPN y del comandante birolss.

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