Desde el primer viaje en Uber hace diez años, una duda existencial nos ha perseguido: ¿tratamos bien a los conductores?
Muchos de nuestros críticos, incluido el Comité Editorial de The New York Times, creen que Uber y nuestros colegas de la economía colaborativa les hemos fallado a los conductores al tratarlos como contratistas, y que haríamos cualquier cosa para evitar el costo de darles las prestaciones para empleados como el seguro de gastos médicos. Dados los antecedentes de nuestra compañía, puedo entender por qué piensan eso. Pero no es cierto y no es lo que yo creo.
Nuestro sistema de empleo actual está desactualizado y es injusto. Obliga a cada trabajador a ser un empleado con más prestaciones pero menos flexibilidad o un contratista independiente con más flexibilidad pero prácticamente ninguna red de protección. Uber está preparado, en este momento, para pagar más con el fin de dar a los conductores nuevas prestaciones y protecciones. Sin embargo, Estados Unidos necesita cambiar el statu quo para proteger a todos los trabajadores, no solo a un cierto tipo de trabajo.
¿Por qué no tratar a los conductores como empleados? Algunos de nuestros críticos argumentan que hacerlo haría que los problemas de los conductores desaparecieran de la noche a la mañana. Puede parecer una aseveración razonable, pero pienso que ignora una realidad evidente: Uber solo tendría empleos de tiempo completo para una pequeña parte de nuestros conductores actuales y podría operar en muchas menos ciudades que en la actualidad. Los viajes serían más caros, lo que reduciría de manera significativa la cantidad que la gente podría tomar y, a su vez, el número de conductores necesarios para proporcionar esos viajes. Uber no estaría tan ampliamente disponible para los pasajeros y, si se convirtieran en empleados, los conductores perderían la flexibilidad que tienen ahora.
No obstante, es más importante lo que piensan los conductores que lo que yo pienso: en encuestas públicas realizadas durante la década pasada, la gran mayoría de conductores han dicho que no quieren ser empleados debido a lo mucho que valoran la flexibilidad. Una encuesta reciente encargada por Uber y otras compañías descubrió que dos de cada tres conductores de aplicaciones móviles dejarían de manejar si su flexibilidad se viera comprometida.
Esto se debe a que entienden las ventajas y desventajas entre el empleo tradicional y el trabajo a través de aplicaciones. A diferencia de los empleos tradicionales, los conductores tienen total libertad de elegir cuándo y cómo manejan, así que pueden adaptar su trabajo a su estilo de vida, no al revés. Cualquier persona que haya sido despedida por tener que faltar a un turno laboral o que haya sido obligada a elegir entre la escuela y el trabajo te dirá que este tipo de libertad tiene un valor real y que no existe en la mayoría de los trabajos tradicionales.
Aunque estoy en desacuerdo con nuestros críticos sobre la solución, pienso que tienen razón sobre muchos de los problemas. La libertad de trabajar cuando tú quieras tiene una desventaja grave: cuando ocurre lo peor, con demasiada frecuencia tienes que enfrentarlo solo. Históricamente, ha habido poco o nulo apoyo pagado para los trabajadores independientes si no pueden trabajar, si desean tomar vacaciones o si pasa algo más importante como si se enferman.
Debe haber una “tercera opción” para los trabajadores de la economía colaborativa, pero tenemos que ser específicos, porque necesitamos más que ideas nuevas, necesitamos leyes nuevas. Nuestro sistema actual es binario, es decir, cada vez que una compañía proporciona prestaciones adicionales a los trabajadores independientes, se vuelven menos independientes. Eso crea mayor incertidumbre y riesgo para la compañía y es la razón principal por la que necesitamos leyes nuevas y no podemos actuar completamente por nuestra cuenta.
Es momento de dejar esa opción falsa atrás. Para empezar, todas las compañías de la economía colaborativa necesitan pagar prestaciones, deben ser más honestas sobre la realidad del trabajo y deben fortalecer los derechos y la opinión de los trabajadores.
Propongo que a las compañías de la economía colaborativa se les exija que establezcan fondos de prestaciones que den a los trabajadores dinero en efectivo que puedan usar para el beneficio que deseen, como seguro de gastos médicos o tiempo libre pagado. Los trabajadores independientes en cualquier estado que apruebe esta ley podrían tomar dinero por cada hora laborada que aporten. Se requeriría que todas las compañías colaborativas participen, para que los trabajadores puedan acumular prestaciones incluso si se cambian de aplicación.
Si esto hubiera sido ley en los 50 estados, Uber habría contribuido 655 millones de dólares a los fondos de prestaciones tan solo el año pasado. Al tomar esa cifra como ejemplo, calculamos que un conductor en Colorado que promedió 35 horas laboradas a la semana habría acumulado un aproximado de 1350 dólares en fondos de prestaciones en 2019. Eso es suficiente para cubrir dos semanas de descanso pagado o el pago promedio anual de una prima para seguro de gastos médicos subsidiados disponible a través de una sociedad existente con Uber.
¿Por qué simplemente darles dinero a los conductores y dejarlos decidir qué hacer con él, en lugar de exigir que las compañías proporcionen prestaciones específicas para todos? De nuevo, se trata de lo que los conductores quieren. Cuando les preguntas a muchos legisladores qué prestación piensan que es más importante para los conductores, la respuesta es casi siempre la atención médica. Sin embargo, cuando les preguntamos a los conductores qué prestaciones desean más, la atención médica ni siquiera se ubica en las cinco más populares. Es muy probable que eso se deba a que la mayoría de los conductores ya cuentan con alguna forma de seguro médico, ya sea a través de otro trabajo, de la Ley de Atención Médica Asequible o de un familiar.
Llevar a pasajeros o entregar comida en una bicicleta conlleva riesgos reales. Los estados deberían solicitar a todas las compañías de la economía colaborativa que brinden cobertura médica y de discapacidad por lesiones sufridas en el trabajo, lo que crearía una red de protección de base que no podemos dar a los conductores actualmente sin arriesgar su estatus de trabajadores independientes ante la ley. También necesitamos leyes nuevas que eviten que las compañías nieguen a los trabajadores independientes oportunidades con base en su raza, religión, género, orientación sexual o cualquier otra característica protegida. De manera sorprendente, esa medida fundamental de igualdad no está promulgada en su totalidad como ley para todos los trabajadores estadounidenses en la actualidad.
Hay cambios que deberíamos hacer por nuestra cuenta. Uber comenzará a hacerlo y espero que los demás sigan el ejemplo. Para empezar, tenemos que ser más transparentes sobre cuánto ganan los conductores y las realidades del trabajo. Es por eso que hemos lanzado una nueva calculadora de ganancias basada en datos históricos, para dar a los conductores un panorama más claro de cuánto pueden esperar ganar en su área, antes de que siquiera se registren.
También necesitamos hacer un mejor trabajo al atender las preocupaciones de los conductores. Eso comienza con nuestra propia rendición de cuentas: nos comprometemos a encuestar a cada conductor activo en Estados Unidos sobre qué está funcionando y qué no y a difundir de manera pública los resultados, sin importar lo que digan. Con la próxima elección, nos comprometemos a ayudar a cada conductor a registrarse para votar, para que los trabajadores independientes tengan una voz más participativa en nuestra democracia.
Para muchas personas, nada de lo que hagamos será suficiente excepto reclasificar a todos los conductores como empleados. Ese es el objetivo de varias demandas contra Uber a raíz de la nueva ley de California, conocida como proyecto de ley AB 5. (Respaldamos una iniciativa para la boleta de noviembre en California que mantendría a los conductores como contratistas independientes y al mismo tiempo exigiría que brindáramos nuevas prestaciones).
Algunos han argumentado que deberíamos eliminar el trabajo independiente por completo debido a sus carencias. Sin embargo, si tenemos que eliminar este trabajo, ¿cómo esperamos que los millones de estadounidenses que han estado trabajando en la economía colaborativa se mantengan a flote cuando pocas compañías están contratando? Si los trabajadores de las compañías de la economía colaborativa desean mantener su flexibilidad actual y obtener prestaciones nuevas, ¿no deberíamos darles lo mejor de ambos mundos, en lugar de pedirles que elijan el menor de dos males?
Durante este momento de crisis, creo fundamentalmente que las plataformas como Uber pueden impulsar una recuperación económica al ofrecerles a las personas trabajo flexible de manera rápida para que puedan salir adelante. Sin embargo, esta oportunidad se perderá si ignoramos las lecciones obvias de la pandemia y no garantizamos que los trabajadores independientes tengan una red de protección más resistente. Este es el momento de que Uber y el gobierno se unan para elevar el estándar laboral para todos. La oportunidad es ahora y la responsabilidad es nuestra. El mundo ha cambiado y nosotros debemos cambiar con él.
Publicado por The New York Times, el 10 de agosto, 2020: https://www.nytimes.com/2020/08/10/opinion/uber-ceo-dara-khosrowshahi-gig-workers-deserve-better.html
Dara Khosrowshahi es el director ejecutivo de Uber. Desde mayo de 2015 hasta septiembre de 2017, estuvo en el consejo de administración de The New York Times.