A menos de un mes de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, un actor inesperado ha emergido como una de las figuras más influyentes en la contienda: el multimillonario tecnológico Elon Musk.
El CEO de Tesla y SpaceX, además de propietario de la red social “X” (anteriormente Twitter), no solo ha expresado abiertamente su apoyo a la candidatura de Donald Trump, sino que ha donado USD 75 millones a la campaña republicana en los últimos tres meses. Además, ha utilizado todo el poder de sus redes sociales para tratar de inclinar la balanza electoral.
Hasta este punto, su activismo podría verse dentro del rol tradicional que algunos millonarios estadounidenses han desempeñado en política. Sin embargo, Musk ha decidido ir más allá. Mucho más allá.
El pasado 6 de octubre, Musk acompañó a Trump en un mitin simbólico celebrado en Butler, Pensilvania, el mismo lugar donde el expresidente sobrevivió a un intento de asesinato en julio.
En la última semana, Musk ha llevado a cabo una suerte de campaña paralela en los estados clave que decidirán las elecciones el próximo 5 de noviembre, con un enfoque especial en Pensilvania. En dicho estado, ha organizado charlas en las que retrata de manera cruda “el peligro de que ganen los demócratas”.
Incluso, el magnate está sorteando USD 1 millón diarios entre quienes firmen su manifiesto de apoyo a Trump.
A cambio, Trump le ha propuesto liderar una “comisión de eficiencia gubernamental” con el objetivo de reducir los costos del gobierno aplicando la misma lógica disruptiva que Musk ha utilizado en el sector privado.
La controversia sobre el impacto de Musk es innegable. Con una base de más de 200 millones de seguidores en X, tiene el poder de moldear la narrativa pública.
Su figura es muy popular entre los votantes republicanos, y muchos jóvenes, incluso aquellos ajenos a la política partidista, lo ven como la versión contemporánea del “sueño americano”.
No obstante, sus posturas ideológicas radicales podrían alejar a los votantes indecisos, independientes y demócratas moderados, lo que plantea dudas sobre si su influencia será suficiente para llevar a Trump nuevamente a la Casa Blanca.
Además, más allá de sus motivaciones ideológicas, es indiscutible que Musk tiene mucho que ganar si los republicanos regresan al poder: menos regulaciones para sus empresas y un entorno más favorable para desarrollar sus nuevos proyectos.
Sea cual sea el resultado en noviembre, el protagonismo de Musk en estas elecciones marca un punto de inflexión en la influencia del dinero y el poder tecnológico en la política estadounidense.
Publicado originalmente en Primicias: https://www.primicias.ec/opinion/matias-abad-merchan/elon-musk-influencia-elecciones-estados-unidos-donald-trump-81660/
Matías Abad.- Catedrático universitario, comunicador y analista político. Máster en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Salamanca.
Twitter: @matiasabadm