Ayer vi la final de surf. Gabriel Medina, nuestro mejor surfista masculino, se metió al agua y no aparecieron olas. Terminó con la medalla de bronce, mostrando espíritu competitivo y determinación, luchó con valentía hasta el final. En un momento, uno de los comentaristas de SporTV dijo que había recibido mensajes por WhatsApp de personas quejándose. Dijeron que no era justo, que debería haber una ola para todos. Se habría sugerido que las competiciones fueran en piscinas artificiales, porque entonces sería justo.

Esta visión de la justicia recuerda un concepto abordado por Ayn Rand en “La rebelión de Atlas“, donde critica la idea de que todos deberían tener los mismos resultados independientemente de sus esfuerzos o habilidades. Rand sostiene que esa perspectiva ignora la realidad y las virtudes del individuo, promoviendo una falsa igualdad que sofoca la innovación y el mérito.

En el mar, como en la vida, no hay olas para todos cuando las necesitas. En otras palabras, la regla de la escasez se aplica a las competiciones de surf. Hay dos maneras de ver esto. Una es aceptar la realidad y pasar a la siguiente. Winston Churchill dijo: “El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatal: lo que cuenta es el coraje de continuar”. La otra, muy distinta, es querer alterar la realidad, querer olas para todos, medallas para todos y rechazar la realidad.

El deporte se ha mostrado firme en demostrarnos que esto no funciona. Al convertirse en ganador de las MMA, Renato Moicano dijo que no hay victoria para todos. Hay competencia y uno saldrá campeón. Al final de una pelea en la última pelea de la competencia que ganó, incluso recomendó leer “Las seis lecciones” de Ludwig Von Mises.

El gran economista austriaco aborda exactamente este punto: la escasez es una condición inherente a la vida. En el mercado, como en las olas, no hay recursos infinitos. Todos tenemos que lidiar con esta realidad, y la forma en que cada uno se adapta a ella define sus logros y fracasos.

En el surf, Gabriel Medina nos muestra la importancia de estar preparados para lo impredecible. El mismo principio se aplica a la economía de mercado, donde la capacidad de adaptarse al cambio y la adversidad es crucial. Las empresas que se preparan para las fluctuaciones del mercado, que invierten en innovación y que son capaces de adaptarse rápidamente a los cambios en la oferta y la demanda tienden a prosperar. Los que no pueden, lamentablemente, se quedan atrás.

La propuesta de celebrar competiciones de surf en piscinas artificiales, donde las condiciones sean iguales y controladas para todos, puede parecer seductoramente justa a primera vista. Sin embargo, ignora la esencia del surf y del mercado mismo. En el surf, la imprevisibilidad de las olas es parte del desafío y la belleza del deporte. Asimismo, en el mercado, la incertidumbre y la variación son las que impulsan la innovación y la eficiencia.

Intentar crear un entorno artificialmente justo puede en realidad conducir al estancamiento. Sin el desafío de olas impredecibles, los surfistas no desarrollarían la misma habilidad y resistencia. Del mismo modo, un mercado excesivamente regulado y protegido contra la competencia y las fluctuaciones económicas puede sofocar la innovación y el crecimiento.

La historia económica está llena de ejemplos de países y empresas que prosperaron precisamente porque aceptaron y se adaptaron a la realidad de la escasez y la competencia. Hong Kong y Singapur, por ejemplo, se han distinguido por adoptar políticas de libre mercado, mientras que otras naciones, al tratar de controlar y sobrerregular sus mercados, han enfrentado estancamiento, disminución de la creatividad, falta de innovación y dificultades económicas.

Por tanto, la situación de Medina y la lección de von Mises convergen en un punto fundamental: la aceptación de la realidad y la capacidad de adaptación son esenciales tanto en el deporte como en la economía. El verdadero espíritu competitivo y determinación no está en buscar condiciones ideales y controladas, sino en afrontar y superar los desafíos que impone la realidad.

Este espíritu es el que impulsa el progreso. Al final, lo que hace a un campeón, ya sea en el surf o en el mercado, no es la ausencia de obstáculos, sino la capacidad de superarlos. Medina, con su medalla de bronce, nos demuestra que aún ante la adversidad es posible lograr grandes cosas. Asimismo, las empresas y economías que abrazan la competencia y la escasez, adaptándose e innovando, son las que, en el largo plazo, logran un verdadero éxito.

El mensaje de Churchill resuena poderosamente en este contexto y vale la pena repetirlo: “El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatal: lo que cuenta es el coraje de continuar”. Gabriel Medina, al aceptar condiciones adversas y seguir compitiendo valientemente por el bronce, ejemplifica esta valentía. No se dejó desanimar por la falta de olas, sino que perseveró, demostrando que el verdadero valor está en la perseverancia ante las dificultades. Además, habrá otras oportunidades, otros campeonatos y otras Olimpíadas.

Esta filosofía es igualmente aplicable a la economía. Las empresas y naciones que reconocen la realidad de la escasez, que se adaptan y continúan innovando, son las que se destacan y prosperan. No es la búsqueda de un entorno artificialmente perfecto lo que trae consigo el progreso, sino la determinación de continuar, aprender y mejorar continuamente. Al igual que Medina, que ve cada ola como una oportunidad, las economías que ven los desafíos como oportunidades de crecimiento son las que realmente avanzan.

Incluso cuando la medalla de oro se nos escapa, la lucha por el bronce enseña la importancia de valorar cada logro y utilizar cada experiencia como preparación para futuras batallas. En el surf y en la economía, el espíritu competitivo y la capacidad de adaptación son fundamentales para superar los obstáculos y alcanzar el éxito. Gabriel Medina nos muestra que, con valentía y determinación, es posible transformar los desafíos en victorias, preparándonos continuamente para las próximas olas y campeonatos.

En última instancia, tanto en el surf como en la economía, es la perseverancia frente a la adversidad lo que define a los campeones. La capacidad de aceptar la realidad, adaptarse y seguir adelante es lo que conduce al éxito duradero. Gabriel Medina, con su determinación inquebrantable, nos recuerda que la verdadera victoria está en la valentía de continuar, sin importar las olas que nos depare la vida.

Título modificado por el editor. Publicado originalmente por el Instituto Mises Brasil: https://mises.org.br/artigos/3418/gabriel-medina-o-surfe-e-a-economia

Leonardo Corrêa.- abogado, LL.M por la Universidad de Pennsylvania (EE.UU.).

Por Víctor H. Becerra

Presidente de México Libertario y del Partido Libertario Mx. Comunicación política (ITAM). Escribe regularmente en Panampost en español, El Cato y Asuntos Capitales entre otros medios.

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