El narco no existe por los narcocorridos. Los narcocorridos existen por el narco.
A ver, estoy viendo varios posts contra los corridos tumbados y específicamente contra Peso Pluma.
Normalmente este ataque vendría de gente como los Guardianes de lo Exquisito, los Promotores del Buen Gusto y los Pretorianos de la Decencia, y tomaría esos ataques de quien viene, gente con almendras por cerebro, pero estoy viendo a gente que respeto y considero inteligente hablando de esto y porque me extraña y sé que me leerán, me tomo el tiempo para contradecirlos.
Primero, Si un género musical no nos gusta, está bien, voy de acuerdo.
En 1986 se presentó una demanda contra el cantante de metal Ozzy Osbourne. Un fan de él, John McCollum, se había suicidado en 1984 y los padres acusaban a Osbourne de haberlo provocado por su canción «Suicide Solution».
En 1990, otra demanda similar fue presentada contra el grupo de metal Judas Priest ya que supuestamente habrían incluído mensajes subliminales en su canción «Better By You, Better Than Me», que es un cover, que habrían provocado que dos jóvenes se suicidaran según sus padres.
Ambos casos fueron desestimados, pero sólo son dos casos donde se acusa al arte de provocar malas acciones. Ha habido acusaciones contra videojuegos, contra el programa Beavis and Butt-head, contra los cómics (en los 50’s fueron acusados de promover la homosexualidad – o sea que lo de hoy no es nada nuevo), contra diversas películas, contra el anime Pokémon, contra Marylin Manson, y por supuesto, contra los gays, los afrodescendientes, los socialistas, los conservadores, las mujeres, los ecologístas y un largo etcétera.
Estuve en la industria discográfica, que es parte de la industria del entretenimiento. En la industria del entretenimiento hay una máxima, por encima de cualquier otra, apoyada por cierto descubrimientos de sociólogos expresamente contratados para ello durante los 80’s.
Dicha máxima es: «no puede haber éxito comercial si no existe un mercado».
A primera vista parecería una obviedad y algo que puede aplicarse a cualquier industria, pero lo que hace diferente al entretenimiento de otras industrias, como la cervecera o la inmobiliaria, es que no podemos crear nuestros mercados.
Para que un género musical, como el pop punk, o un tipo de película, como el cine de superhéroes, tenga éxito, necesita haber un público ya predispuesto. Para que el pop punk tuviera éxito se necesitaba una enorme cantidad de adolescentes suburbanos de clase media que estuvieran metidos en hobbies como los videojuegos, los juegos extremos y la música, y encontraran un género que los representara fielmente. Para que hubiera un universo cinematográfico entero de superhéroes, se necesitó que en los 90’s caricaturas como Batman, Spider-Man y los X-Men tuvieran resonancia en los niños.
Para que el gangsta rap tuviera éxito, se necesitó que hubiera habido décadas de una cultura de pandillas afroamericanas en Los Ángeles centrada en las pandillas de los Crips y posteriormente de los Bloods, surgida la primera en 1969 y la otra poco después.
Y se acusó al gangsta rap de «promover» el estilo de vida de las pandillas. Se les atacó, acusándoles de responsables de un problema que en los 90’s fue muy grave. Pero aquí los críticos fallaron en ver una realidad: las pandillas habían surgido no porque a los afroamericanos les divirtiera mucho, o porque escuchan rap, sino porque tenían siglos de maltrato, desigualdad, discriminación y opresión, con una dinámica social totalmente destruida en la que la unidad familiar era muy endeble o inexistente, donde el padre era quizá ausente, y la madre tenía que trabajar tres turnos diarios para poder mantener a los hijos. Y esos niños, que crecían prácticamente sin padres, en un medio urbano paupérrimo y una sociedad que les hacía ver que básicamente les consideraba basura, para poder defenderse a sí mismos tenían que unirse a otros como ellos, con los que formaban fuertes lazos fraternales; sin ellos, se sentían desprotegidos, con ellos eran fuertes y podían enfrentarse a un mundo que, percibían, los odiaba. Cualquiera que haya vivido junto a cholos puede certificar un comportamiento y orígenes similares.
De ese contexto es de donde salieron los gangsta rappers como Dr. Dre, Ice Cube, Snoop Dogg, 2Pac, Ice-T, entre otros. Es por eso incluso que Chuck D, de Public Enemy, se refería al gangsta rap como el «CNN negro», porque eran los raperos los que estaban dando luz a la violencia, la opresión y el abandono de los barrios negros.
¿Ven a dónde voy?
Ciertamente el corrido tumbado y en general el narcocorrido no tiene un origen tan dramático como el gangsta rap, pero igualmente, el narcotraficante suele provenir de comunidades aisladas, en este caso de pueblos alejados de la mano de Dios, donde no tiene futuro, ni tiene las herramientas, ni vive en una economía ni en unas circunstancias donde podrá salir adelante. El joven que hoy está en secundaria en Banámichi, en la Sierra de Sonora, ¿qué va a hacer después de que se gradúe? Lo único que le queda es ser sicario, y efectivamente, no sólo es básicamente su única opción, sino que además ve que el sicario trae la Ram del año, y cambia de güerota cada que lo ve, y cada que paga lo hace sacando el fajote de billetes. Y esto ha sido por años. Vean si no de dónde viene el Chapo para acabar de ilustrar mi punto.
Esto no lo crearon los Tigres del Norte, ni los Tucanes de Tijuana, ni el movimiento alterado, ni los corridos tumbados. Ellos son apenas la expresión cultural de un fenómeno que lleva quizá un siglo desarrollándose.
Claro, para nosotros las clases media y alta es fácil apuntar dedos y darnos aires de moralidad señalando que estos géneros se basan en un fenómeno social que conlleva violencia, desesperación, dolor, injusticias y desazón. Un fenómeno social que por cierto nunca será atendido porque los pueblos no significan demasiados votos. Pero también es verdad que hay muchos, millones de personas en estados de desamparo que serán su público meta, a quienes les hablan directamente y que han crecido ya con una violencia normalizada y que sin ellos Peso Pluma nunca sería lo que es.
Si bien el fenómeno de las pandillas afroamericanas no está totalmente solucionado, también es cierto que en las tres décadas que han pasado desde que el gangsta rap era el otro gran fenómeno cultural de EE.UU. junto al grunge, se ha avanzado en la ayuda a las comunidades afroamericanas. Hay más inclusión, más apoyo y cada vez más afroamericanos se encuentran con oportunidades que hace cincuenta años no hubiesen encontrado, y por eso mismo el gangsta rap, si bien como género no se extinguió, es mucho menos prevalente, porque ya no tiene un ecosistema del cual emerger.
Desafortunadamente no podemos decir lo mismo de nuestros pobres. El hecho es que para que deje de haber narcos debe haber un trabajo de fondo social, cultural, económico y político que nadie se va a echar a andar.
Pero el menos culpable de todo esto es Peso Pluma, que al menos encontró otra manera de hacerse rico y tener un propósito.
Sergio Romano, activista libertario, radicado en el norte de México.